"a todos los señores Linh de la tierra y a sus nietas".
La historia comienza con un anciano, el señor Linh, y su nieta, Sang Diu que significa "Mañana dulce", subidos en un barco cualquiera con destino a un lugar cualquiera que bien podría ser Francia. "Pero el anciano no quiere bajar. Abandonar el barco es como abandonar definitivamente lo que todavía lo une a su tierra". El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. Lo único que le queda es su nieta, su tranquila y callada nieta a la que cuida con torpeza pero con mucho empeño. Ella es lo único que le mantiene vivo. Al mirarla recuerda los olores, paisajes, colores,... de su país natal.
Con un lenguaje sencillo y envolvente el autor de esta fábula sobre la soledad y sobre el exilio, o lo que es lo mismo, la lucha por preservar la identidad, nos imbuye en la más cruda realidad que viven millones y millones de personas en el mundo, víctimas de los conflictos armados, el hambre, etc.
Sin duda, la pequeña novela de 126 páginas, no dejará indiferente a nadie, sobre todo, con su final inesperado, esclarecedor de tantos y tantos momentos narrados a lo largo de esta bella y triste historia. Este final hace que el lector despierte y sienta la necesidad de realizar una segunda lectura dotándole, esta vez, de un sentido más profundo, conmovedor y esperanzador a la historia del señor Linh y su nieta.
